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BAND_Expo_Poete_au_jardin

Jardins de princes - en castellano

La creación de un jardín atestigua la capacidad de príncipes y artistas para reordenar la naturaleza. En el siglo XV, una estética de la armonía basada en un corpus de pensamiento teórico recogido en gran parte en la obra De re ædificatoria de Leon Battista Alberti, iniciada hacia 1450 y publicada en 1485, llevó a la ambición de articular en un todo coherente las distintas partes que contribuían a la transformación de un paraje natural. En 1503, el papa Julio II encargó a Bramante el diseño de la planta monumental del Vaticano, que unía el Palacio Apostólico y la Villa del Belvedere a través de un inmenso patio bordeado de galerías y dividido en tres terrazas. La creación de un jardín, una forma de victoria sobre los inconvenientes del lugar, contribuyó a la gloria de los príncipes, pero también a la de eminentes personalidades, suscitando su emulación. Vistas como la de la famosa villa del cardenal Hipólito de Este en Tívoli, publicada en 1573 por Étienne Dupérac, contribuyeron al prestigio internacional de las más notables de estas creaciones. En cuanto al Gran Duque de Toscana, que encargó la famosa Gruta de los Animales en Castello, descrita por Montaigne en noviembre de 1580, escritores y poetas alabaron los prodigios que realizó en la ciudad y que prefiguró en sus jardines. Los de la Petraia brillan en Clorilli (hacia 1590), tragicomedia pastoral compuesta especialmente en honor de la gran duquesa Cristina de Lorena.


Dramaturgia del jardín shakesperiano


Las obras de teatro y los sonetos de William Shakespeare (1564-1616) contienen numerosas referencias a los jardines. Veintinueve escenas de sus obras, en particular las grandes tragedias históricas, se desarrollan en un jardín. Los personajes aparecen en diversas actitudes: simple paseo, conversación marcada por una cierta libertad, con un alejamiento simbólico de las estancias vecinas de los palacios del poder, u ocultación, amoríos escondidos, etc. La comedia Love's labour's lost, escrita en 1594-1595, que ofrece un brillante comentario sobre el amor, la mujer tentadora y las armas de seducción, se desarrolla en el parque del castillo de Fernando de Navarra, a quien debemos identificar con Enrique de Navarra, futuro rey de Francia, Enrique IV.
La idea del jardín es la de un teatro representado junto al teatro, con un mensaje a veces muy político: gobernar es cultivar un huerto. Los ricos y poderosos, codiciosos y desleales, han invadido Inglaterra bajo el reinado de Ricardo II: por ello, el "jardinero jefe", es decir, el rey, debe "cortar las cabezas de los chupones que crecen demasiado deprisa", porque "tout doit être au même niveau sous notre gouvernement" (Richard II, Acto III, esc. 4).

La referencia al Jardín del Edén, ya sea explícita ("Adam était jardinier" (Henry VI, Parte II, Acto IV, esc. 2) o subyacente, inspira una metáfora esencial. La Caída, el duro trabajo del hombre en un suelo ingrato, deja su huella en el jardín shakesperiano, "parcelle délaissé qu’il faut cultiver, [...] espace vulnérable qu’il faut protéger, [...] retraite dont la beauté est éphémère et la paix temporaire" (Katherine Attié).