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BAND_Expo_Poete_au_jardin

Nature et plaisirs au jardin - en castellano

« Prends les oiseaux qui chantent pour des musiciens,
L’herbe que tu foules pour les roseaux qui jonchent
la salle du trône,
Les fleurs pour de belles dames, et tes pas seulement
Pour une pavane exquise ou une danse. »
William Shakespeare, Richard II, acte I, scène 3


Lugar encantador o deleitoso, el jardín se identifica con el locus amoenus de la tradición romana y medieval. El ámbito protegido de este espacio, que revela sus cultivos y maravillas sólo a los elegidos para cruzar la valla, define al mismo tiempo el lugar placentero como un hortus conclusus enclavado en su precioso marco.
Sin embargo, el gusto por los jardines durante el Renacimiento iba más allá de esta búsqueda de intimidad. Para los príncipes y los grandes, respondía a "une économie de luxe qui marque l’émergence de la société moderne" (Hervé Brunon) y se basaba en la noción aristotélica de "magnificencia". Espectáculos y conciertos recurrían al talento de los poetas de la corte y aportaban nuevas metamorfosis al espacio transformado de los jardines, que se llenaban de colecciones de antigüedades y obras especialmente creadas.
Independientemente del brillo de tales atracciones, el arte y la ciencia de los jardines también atraen a los visitantes como fuente de sabiduría y erudición. La pequeña serpentina del presidente Duret de Chevry es una muestra de la participación de aficionados de alto rango en los trabajos del jardín. En Florencia, el Gran Duque François I de Médicis creó una verdadera red de eruditos en torno a su excepcional colección de plantas.
En la serie de los Meses del Año grabados en Roma por el joven Jacques Callot, marzo, abril y mayo revelan un inmenso jardín rodeado de diversas actividades agrícolas. Toda esta discreta animación anuncia el florecimiento de la primavera y sus placeres: un concierto campestre, elegantes personajes en conversación, y proyecta un giro poético ya perceptible en las arquitecturas mudas de las Scenographiæ de Hans Vredeman de Vries (Amberes, 1560).